miércoles, 21 de febrero de 2018

Identidad de la OFS (Segunda parte)

5. UNIDAD

5.1. Unión orgánica
Las primeras palabras que llegan a la mente al presentar el tema “Unidad de la OFS “son aquellas de la Regla, que definen la OFS “como una unión orgánica de todas las Fraternidades católicas divulgadas por el mundo” . “La Fraternidad internacional…se identifica con el conjunto de la OFS” .
Hablar de la unidad de la OFS significa recorrer el camino, a veces no fácil, que va de la teoría a la práctica. De todas maneras, la realidad de la OFS nos presenta las bases de la unidad en estos términos: una Regla “esplendido regalo” del Espíritu Santo, aprobada y confirmada del Papa Pablo VI, que “es en vuestras manos un autentico tesoro, en sintonía con el espíritu del Concilio Vaticano II según cuanto la Iglesia espera hoy de vosotros” , las Constituciones Generales que “reafirman la unidad de los ordenamientos, de las estructuras, de las líneas formativas y operativas” ; una “Fraternidad internacional… animada y guiada por el Consejo internacional OFS (CIOFS), con sede en Roma ( Italia), de su Presidencia y del Ministro general o Presidente internacional” .

Tenemos que renovarnos y convertirnos para completar lo que falta al proyecto de unidad de la Orden Franciscana Seglar., que se manifiesta en la unidad de las estructuras de la OFS y en la unidad colegial de los Asistentes Espirituales en sus niveles; regionales, nacional e internacional. Además, teniendo presente que es el espíritu quien nos anima y que la unidad “se fundamenta en la acción del Espíritu Santo” , esta unidad está sostenida por el amor recíproco, garantizada por el servicio de los hermanos, asistida por los hermanos de la Primera Orden y de la TOR y de una más madura responsabilidad.

5.2. Caminando
El proyecto del pasado, en el que el Papa León XIII exhortaba a los franciscanos seglares a unir las propias fuerzas, y muchos de ellos sentían la necesidad de buscar una forma orgánica y permanente de coordinar las Fraternidades, se hace presente hoy “en la unidad de la Orden Franciscana Seglar” como “característica presente en el plano practico y organizativo” . La tarea, en este momento, consiste en completar en cada nación y en cada región la unidad de la Orden Franciscana Seglar expresada en los textos legislativos y afirmada con propia personalidad jurídica en la Iglesia.

Bajo este aspecto, se ha recorrido un camino de renovación y de profundización sobre la naturaleza de la OFS, el redescubrimiento del carisma franciscano, y el lugar que ocupa el Evangelio en la vida de la Fraternidad, su secularidad, su autonomía y su auto-gobierno.

Todas las naciones tienen un Consejo nacional y un Ministro, y la Asistencia Espiritual colegial, signo de unidad. Se trata entonces, por si mismo, de un fruto maduro, al que todos tenemos que contribuir para hacerlo efectivo. En particular, los franciscano deben ser capaces de saber pasar con simplicidad, y con audacia, de la norma de una Regla, de las Constituciones, de un Consejo y de un Ministro/presidente…a la vida practica de sentir y vivir la unidad y viceversa.

5.3. Promover el carisma de la unidad
También es tarea de los frailes de la Primera Orden y de la TOR saber aceptar estos cambios estructurales. Nos piden estar cerca de los laicos, de los franciscanos seglares, que, como dice el Concilio Vaticano II, tienen en la Iglesia una madurez y una responsabilidad: (los presbíteros) “no duden en confiar a los seglares trabajos en servicio de la Iglesia, dejándoles libertad y radio de acción, invitándolos incluso oportunamente a que emprendan sus obras por propia iniciativa.” . Y, parafraseando un texto de Christifideles laici, ayudar a nuestros hermanos franciscanos seglares a tomar conciencia, siempre mas clara, no solo de “pertenecer a una Orden, la Orden Franciscana Seglar, sino de ser una Orden en comunión del carisma con los hermanos de la Primera Orden y de la TOR. Por esto, ellos son la Orden Franciscana Seglar, deben tener siempre mas clara la conciencia de ser Iglesia…ellos son la Iglesia” .

En el reconocer la mayoría de edad de los laicos y nuestra responsabilidad del Altius moderamen en la asistencia espiritual, nosotros los frailes debemos saber pasar de la dirección, que a veces todavía tenemos en las Fraternidades a varios niveles, al acompañamiento y a la asistencia espiritual, siendo, al mismo tiempo, animadores de la unidad porque, incluso con ponderación, no es fácil asumirla. Es una característica también de nuestra madurez franciscana y de nuestra minoridad. En esto sentido, me parece oportuno transcribir algunas líneas de la Exhortación apostólica Vida Consagrada: “La Iglesia encomienda a las comunidades de vida consagrada la particular tarea de fomentar la espiritualidad de la comunión, ante todo en su interior y, además, en la comunidad eclesial misma y más allá aún de sus confines” . Nosotros franciscanos somos llamados a ser “apacibles, pacíficos y modestos, sencillos y humildes” , promotores de paz, reconciliación y armonía en todas las situaciones y circunstancias. ¿No debemos serlo, tal vez, de manera particular, con los hermanos y las hermanas seglares que comparten con nosotros el ideal y la espiritualidad franciscana?

Sola una respuesta positiva, de animación y de acompañamiento hacia la unidad, dirá de nosotros que hemos entendido que la OFS tiene “el carácter secular… propio y particular de los laicos” . Y, entonces, en la gran Familia franciscana, “la participación de los fieles laicos tiene una modalidad propia de actuación y de función, que, según el Concilio, «es propia y peculiar» de ellos. Tal modalidad se designa con la expresión «índole secular»” .

Dejémonos penetrar del Espíritu Santo, el Espíritu de la unidad. Dejémonos invadir de El, cuyos frutos son “amor, felicidad, paz, paciencia, benevolencia, abundancia, fidelidad, dominio de si mismo” (Gal 5,22), fundamento de la unidad del carisma. Recordemos dos textos de la carta de la Conferencia de la Familia franciscana sobre el tema de la unidad. Del primero se extrae del título: “Nuevo servicio al Espíritu”: “No tenemos que olvidar, además, que el primero efecto visible de la venida del espíritu en Pentecostés fue el de reunir en la única fe pueblos diferentes. El es el Espíritu de unidad y dondequiera que está presente crea la unidad…” . En la frase “ El Espíritu de unidad”, se encuentra también el estimulo a la unidad en la OFS: “… llamados a vivir este Espíritu de unidad sobre todo en el interior…Queremos insistir , como en la carta jubilar del año pasado, invitar a una siempre y mayor comunión y colaboración en el interior de la gran Familia franciscana… En el interior de las tres Ordenes franciscanas (…) se favorezcan encuentros también informales, intercambios , momentos comunes de oración y de reflexión, iniciativas concretas de comunión y de fraternidad” .

5.4. Desde los orígenes
Volviendo la mirada al camino recorrido por los Franciscanos seglares, nos damos cuentas que algunos pasos hechos son de gran importancia y son signos de la presencia del Espíritu. Francisco de Asís es signo del paso renovador y estimulante del Espíritu en el tiempo. Francisco dedica su vida a la penitencia, vive “en conversión “y, al mismo tiempo, entra en el movimiento penitencial. Además, Francisco es fiel al Espíritu del Señor en la Iglesia y a partir de la Iglesia, en un periodo muy confuso y de muchos movimientos que aseguraron estar guiados del mismo Espíritu, pero en ellos no reinaba la paz, ni la unidad.

Tenemos que añadir el interés que han tenido Francisco y sus frailes hacia el movimiento penitencial, con el que inicia la Tercera Orden, hoy Orden Franciscana Seglar; “los esposos decían: “Nosotros tenemos las esposas, no las podemos alejar, Enséñanos entonces el camino de la salvación: Nació así aquello que se llamó Orden de los Penitentes, aprobado por el Sumo pontífice” . Recibieron una norma de vida, que se encuentra ya delineada en su segunda redacción, con estos cincos elementos:
- amor hacia Dios
- amor hacia el prójimo;
- oposición al espíritu de la carne, a las tendencias pecaminosas del mal;
- celebración de los sacramentos, en particular, la confesión y la eucaristía;
- Actuar siempre en coherencia con la vida de conversión.

Jurídicamente esta norma de vida se encuentra más detallada en el Memoriale propositi del 1221-1228, obra de Francisco y del Cardenal Hugolino. Sus 39 artículos regulan la vida austera, la pobreza en el vestir, los ayunos, la frecuencia en el recibir los sacramentos, la obras de misericordia… El Memorial se concretiza en tres grandes Reglas en el curso del tiempo.

La Regla de Nicolás IV ( Fr. Girolamo Masci de Ascoli Piceno, minoridad) que reafirma el Memoriale. Se promulgó con la bula Supra Montem (18 – VIII – 1289) y permaneció en vigor por seiscientos años. Con la unidad de la Regla contrastaban las obediencias que se consolidaron sucesivamente como reflejo de la separación entre Conventuales y Observantes, rectificada por León X en el 1517, y de la sucesiva separación de los Capuchinos en el 1525, además de la autonomía de la Tercera Orden Regular. La Tercera Orden Seglar, además de quedar una y única, inició la distinción de las Fraternidades según la obediencia religiosa de la cual recibía la asistencia espiritual. Se creaba así, una artificiosa división según las cuatro familias de los religiosos Franciscanos. La unidad de la Orden Franciscano Seglar se iba recuperando porque los Terciarios son seglares, no frailes; la OFS no se identifica con ninguna de los ramas de al Primera Orden o con la TOR, ni con las estructuras geográficas de presencia.

León XIII publica una nueva Regla con el sello Misericors Dei Filius ( 30 – V – 1883)…. Todavía se mantiene la estructura de “obediencias”; el mismo León XIII considera a La Tercera Orden como única orden, cuando escribe, “cuando hablo de reforma social, pienso especialmente en la Tercera Orden de San Francisco”. Y en otra parte; “La Tercera Orden de San Francisco, organizada para la acción social, es capaz de dar frutos maravillosos” . La inter-obediencia, que aparece en las Constituciones del 1957, fue el primer paso para alcanzar la unidad de la OFS, existente desde del principio, pero obscurecida por la división de la Primera Orden en los diversos ramas.

Pablo VI, el 24 junio del 1978, publica la Regla actual con el sello Seraphicus Patriarcha, que tiene como Prólogo la Carta a todos los Fieles, en su primera redacción y recupera el valor y el fundamento de la palabra: “observar el Evangelio” , buscar “la persona viva y operante de Cristo” … así como el sentido de la “penitencia”, de la “conversión” , la justa relación con los bienes terrenos y el testimonio de los bienes futuros .

Además, si las Reglas de estos largos siete siglos y medio son el principal signo de “unidad” de la OFS, en nuestros tiempos la Regla de Pablo VI ha dado un empuje decisivo a esta unidad, porque se habla de una Regla, de Constituciones generales, de un solo Consejo Internacional, de un Ministro general, de una única estructura…Una estructura que olvida las “obediencias”, reflejo de la división existente en la Primera Orden. En las Constituciones Generales la obediencia no está tampoco mencionada, porque la OFS es una única Orden unida, “se rige por el derecho universal de la Iglesia y del propio: la Regla, las Constituciones, el Ritual y los Estatutos particulares” .

5.5. Indicaciones de la Regla y de las Constituciones
La Orden Franciscana Seglar tiene una personalidad propia: “Se articula en Fraternidad de varios niveles: local, regional, nacional e internacional” . Cada una de las Fraternidades en los diversos niveles tiene “personalidad jurídica en la Iglesia” , y está animada y guiada por un Consejo y un Ministro (o Presidente), que son elegidos por los Profesos en base a las Constituciones . La autonomía de la OFS, o sea la directa responsabilidad de auto dirección ( G. Paludet OFM) es indispensable porque el corazón de su espiritualidad es “vivir el evangelio en fraternidad” .

Las Constituciones Generales, posteriormente, indican que la OFS es en la Iglesia una asociación pública , que se articula en Fraternidades en los varios niveles (local, regional, nacional e internacional), cada una de las cuales tiene singular personalidad jurídica en la Iglesia . Los Capítulos de las Fraternidades en los distintos niveles tienen potestad legislativa, deliberativa y electiva .

Naturalmente, queda el vinculo de cariño, de familia, de reconocimiento entre las fraternidades de la OFS y la fraternidades de los frailes mediante el altius moderamen y la Asistencia Espiritual, buscando “vivir en reciproca comunión vital con todos los miembros de la Familia franciscana” . Pero la estructura geográfica de los frailes no tiene de ninguna manera que influir en la estructura regional de la Orden Franciscana Seglar, porque la “Fraternidad regional es la unión orgánica de todas las Fraternidades locales existentes en un territorio o que puedan integrarse en una unidad natural sea por cercanía geográfica como por comunes problemas y realidades pastorales. Asegura el enlace entre las Fraternidades locales y las nacionales, en el respeto de la unidad de la OFS y con la integración colegial de las Ordenes religiosas franciscanas que eventualmente cuidan la asistencia espiritual en el área” .

Eso se repite también al hablar de la Fraternidad nacional, que no tiene nada que ver con las provincias de los frailes: “La Fraternidad nacional es la unión orgánica de las Fraternidades locales existentes en el territorio de uno o más Estados, conectadas y coordinadas entre ellas mediante las Fraternidades regionales, donde existen” .

En cuanto a la Fraternidad internacional, ella “se identifica con el conjunto de la OFS. Tiene propia personalidad jurídica en la Iglesia” .

Queriendo indicar las líneas directrices de las nuevas Constituciones de la OFS, podemos distinguir tres aspectos fundamentales: la secularidad, la unidad de la OFS y su autonomía . En las Constituciones se delimitan exactamente las funciones del gobierno de las Fraternidades a todos los niveles, reservadas en exclusiva a los responsables seglares, las funciones de Asistencia Espiritual y pastoral, confiadas a los Religiosos de la Primear Orden y de la TOR. En esta distinción queda firme y sólida la pertenencia a la única Familia franciscana, la “comunión vital reciproca” que manifiesta la comunión de los bienes espirituales, la unidad de intenciones, la ayuda reciproca para presentar vivo en nuestros días – en nuestra vida y en la misión de la Iglesia – a Francisco y su ideal .

5.6. Mirando hacia el futuro
La unión jurídica, de por si, con su Consejo internacional y con sus Consejeros Nacionales y Regionales, es signo de crecimiento humano, evangélico y franciscano, y una ventaja para todos, seglares y frailes, la sociedad y la Iglesia, porque los hermanos son vasos comunicantes en los que los dones se intercambian y se enriquecen. Fr. Jaime Zudaire lo dice de esta manera: “la expresión comunión (común unión = unidad) orgánica dice alma y cuerpo. Alma: el afecto fraterno, el ideal común, la voluntad de servirse y ayudarse recíprocamente y hacer obras comunes para promover el bien. Cuerpo: organización, las normas jurídicas que son encarnación, signo e instrumento de la vocación a vivir en fraternidad local y universal” .

Parece oportuno referir las palabras de Francisco, que recuerdan la presencia del Espíritu Santo como animador de las fraternidades hacia la unidad: “Fue su deseo constante…mantener entre los hijos el vinculo de la unidad de manera que vivieran concordes en el seno de una sola Madre aquellos que fueron atraídos por mismo Espirito y engendrados por el mismo padre” .
La unidad de autogobierno de la OFS y la unidad de toda la familia en un único carisma son dos expresiones del esfuerzo por mantener el vínculo que nos une y para alcanzar la compenetración de dos realidades; frailes y seglares franciscanos, animados por un mismo Espíritu... “Los franciscanos religiosos y seglares, de hecho, de maneras y formas diferentes, pero en comunión vital reciproca, tienden a hacer presente el carisma del común Seráfico Padre en la Iglesia y en la Sociedad” .

Los Franciscanos seglares logran la unidad estudiando, amando y viviendo la Regla, como lo pide Juan Pablo II: “Estudien, amen, vivan la Regla de la Orden Franciscana Seglar, aprobada para vosotros por mi predecesor Pablo VI. Es un auténtico tesoro en vuestras manos, en sintonía con el Espíritu del Concilio Vaticano II y que responde a lo que la Iglesia espera de vosotros…La Iglesia os necesita para que el mundo recupere el primado de los valores espirituales” .

Esa misma exhortación de Juan Pablo II vale para los religiosos. Tienen que estudiar la Regla y las Constituciones de la OFS y amarlas para ayudar a los miembros de la Orden Franciscana Seglar a vivirlas. Porque solamente conociéndolas las amaremos y amándolas ayudarnos a vivirlas en la unidad y en la comunión de una Orden que con la Primera, la Segunda y la Tercera Orden Regular forman la grande Familia franciscana.

6. AUTONOMIA

6.1. Autonomía de gobierno en la OFS
El Papa Juan Pablo II, en el Tertio Millennio Adveniente, cita el Concilio Vaticano II: “El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido en cierto modo a todo hombre. Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre” . Esto significa que Jesucristo reaccionó con la autonomía propia del hombre. Por esto tiene que ser respetada la autonomía debida a cada uno de los franciscanos Seglares y a sus Fraternidades.

Según la legislación de la Regla y de las Constituciones Generales, la OFS es autónoma porque es una única Orden, guiada por responsables seglares elegidos y financiada por sus mismos miembros. La Regla dice: En los diferentes niveles, cada Fraternidad es animada y guiada por un Consejo y un Ministro (o Presidente)” . “El Consejo de la Fraternidad local está formado por los siguientes oficios: Ministro, Viceministro, Secretario, Tesorero y Responsable de la formación” .

La clave de la unidad de la OFS es la Fraternidad regional. Las Constituciones generales la definen así: “es la unión orgánica de todas las Fraternidades locales existentes en un territorio o que pueden integrarse en una unidad natural, ya sea por la proximidad geográfica,problemas comunes o realidades pastorales. Asegura la vinculación entre las Fraternidades locales y la nacional, en el respeto de la unidad de la OFS y con la integración colegiada de las Órdenes religiosas franciscanas que eventualmente cuidan la Asistencia Espiritual en el área” .

La Regla establece la financiación de la Orden, y las Constituciones Generales lo repiten: “para sufragar los gastos necesarios de la vida de la Fraternidad o para obras de culto, de apostolado y de caridad, Las Fraternidades locales procuren contribuir al pago de los gastos del Consejo de la Fraternidad de nivel superior” .

6.2. Autonomía vinculada a la unidad y la secularidad
La autonomía, con la unidad y la secularidad, representan una sola realidad. No habrá una OFS totalmente autónoma si no está unida, no habrá una OFS verdaderamente seglar, si depende de los religiosos y se identifica con los Frailes que le prestan la asistencia espiritual . La OFS se configura como unión orgánica de todas las fraternidades católicas distribuidas en el mundo, entre ellas coordinadas y conectadas . El Consejo y el Ministro de la Fraternidad de nivel superior tienen la función de conectar y coordinar las Fraternidades de nivel inferior. La unidad no puede existir sin la autonomía: autonomía y unidad son las dos caras de la misma moneda. La autonomía requiere que la OFS, tenga, a todos los niveles, “responsables seglares capaces de asumir plenamente las funciones de animación y guía de las Fraternidades, con toda la carga de fatiga, estudio, responsabilidad, disponibilidad, que todo esto comporta…; requiere por lo tanto estructuras independientes, con sede propia y auto financiación, o sea la posibilidad de poner en acto programas propios sin tener que recurrir a la ayuda de otros, sean organizaciones o personas privadas.

En la preparación de la renovada Regla de la OFS tal autonomía se pedía tanto por los franciscanos seglares como por los Ministros generales de la Primera Orden y de la TOR, que estaban convencidos de que la autonomía daría más vida y espíritu de iniciativa a la OFS . Tal actitud fue repetida en el “Estatuto para la Asistencia Espiritual y pastoral a la Orden Franciscana Seglar”, aprobado por los Ministros generales en el 2002.

6.3 Autonomía en la comunión
Es significativo que la Regla no empieza con la definición de la OFS sino con la presentación de la Familia franciscana. La OFS realiza su autonomía en relación con la “reciproca comunión vital” con los otros componentes de la Familia. Esto está de acuerdo con la visión de la Iglesia como comunión-misión y con la eclesiología del “intercambio de los dones”. La comunión eclesial no permite a las comunidades encerrarse en su propia espiritualidad, estructuras y actividades, como se dijo también en el Congreso Mundial de los Movimientos Eclesiales (Roma, 27-29 mayo del 1999). La reciprocidad supone el respeto a la especificidad, la colaboración supone la autonomía de los colaboradores. Es evidente que, para realizar el intercambio, deben de existir diversos dones, recibidos y cuidados, y que la identidad carismática tiene que estar muy clara. Extraordinarios o simples y humildes, los carismas son gracias del Espíritu Santo que, directamente o indirectamente, tiene una utilidad eclesial, ordenados como están para la edificación de la Iglesia, para el bien de los hombres y de la necesidad del mundo . La OFS debe tomar conciencia de su naturaleza, de su propio papel y de su propia responsabilidad en la misión de la Familia franciscana .

Como parte integrante de la Familia franciscana ha sido llamada a vivir el carisma de Francisco en la dimensión seglar, la OFS tiene particulares, estrechas relaciones con la Primera Orden y con la TOR . De la historia franciscana y de las Constituciones de estas Ordenes, aparece cómo ellos se reconocen comprometidos, en virtud del común origen y carisma y por la voluntad de la Iglesia, a la Asistencia espiritual y pastoral de la OFS , que ejercita en el respecto a las Constituciones de la OFS y a los Estatutos preparados por las Fraternidades en los diferentes niveles .

Según las Constituciones generales OFS: “El Asistente espiritual es miembro de derecho, con voto, del Consejo de la Fraternidad a la que presta la asistencia y colabora con este en todas sus actividades” . El Asistente espiritual “no ejerce el derecho de voto en las cuestiones económicas” . El Estatuto por la Asistencia especifica más: “No goza del derecho de voto en las cuestiones económicas ni en las elecciones en sus diversos niveles” .

Los Asistentes espirituales deben inserirse en el Consejo de la Fraternidad como “Asistentes espirituales”, de acuerdo con la nueva legislación y con un nuevo espiritu de colaboración con los laicos, “dándoles la prioridad en lo que respecta a la guía, la coordinación y la animación de la Fraternidad” .

El reconocimiento de la responsabilidad que compete a los seglares no debe transformarse en una actitud pasiva de “dejar hacer”, al contrario debe ser una actitud activa; promover y colaborar para que los seglares realicen su vocación y su propia misión .

6.4. Los orígenes
Como la unidad se remonta a los inicios de la OFS, así también su autonomía, como está escrito en la actual legislación, es una vuelta a las orígenes . La figura de Francisco, la vida y la predicación de los frailes, la forma de vida dada a los penitentes tendrá como consecuencia que muchos entren en la Orden de la penitencia asistidos por los Frailes Menores . El Memoriale Propósiti (1221), ayudará a vivir la vida evangélica en fraternidad, punto fundamental en la vida de estos penitentes. Cada una de las Fraternidades tiene su propio gobierno, confiado a hermanos y hermanas elegidos por la Fraternidad. El consejo tiene la facultad de adaptar los artículos del Memoriale, previa advertencia hecha a la Fraternidad. Pasado un año, los ministros con el consejo de los hermanos elijan otros dos ministros y un ecónomo de confianza que se ocupe de las necesidades de los hermanos y de las hermanas y de los otros pobres, y (elijan) los consejeros que preferidos por ellos (de los ministros) refiriendo lo que se dice y lo que se haga en la fraternidad .

Entre el Memorial y la Regla (1289) de Nicolás IV existieron momentos de relación muy estrecha entres los Frailes Menores y la Orden de la Penitencia como por ejemplo durante la autoridad de Giovanni Parenti (1227-1232) pero parece que fray Elias (1232-1239) se opuso a esta responsabilidad. Durante la autoridad de Giovanni de Parma (1247-1257), Inocencio IV recomendó en el 1247 a los Ministros provinciales de Italia y de Sicilia la visita a los hermanos de la Penitencia, aunque un año después, puso bajo la jurisdicción de los obispos a los penitentes de Lombardía, y en el 1251 a los de Florencia. San Buenaventura (1257-1274) fue contrario a un compromiso con la Tercera Orden . En el 1284 se volvió a las buenas relaciones entre los Frailes Menores y la Orden de la Penitencia. En este año se encuentra como Visitador apostólico de los hermanos y de las hermanas de la Penitencia Fr. Caro de Florencia, que redactó una Regla para ellos. Nicolás IV con el sello Supra Montem (1289), aprobó la Regla, compuesta por Fr. Caro; mantiene todos los aspectos del Memorial, pero introdujo el “visitador” y el “instructor”. Quiso que todos los visitadores e instructores de los Penitentes fueran Frailes Menores: “Pero puesto que la presente forma de vida fue instituida por el Beato Francisco, disponemos que los visitadores y los instructores sean elegidos de la Orden de los frailes menores, a aquellos que los custodios o los guardianes de la misma Orden asignen cuando les sean requeridos. No queremos en ningún caso que esta congregación sea visitada por un laico” . El encargo prioritario del visitador era el de vigilar la ortodoxia y la observancia de la Regla.

Permanece la autonomía en la fraternidad de los laicos, como nos enseña el Capítulo de Italia, celebrado en Bolonia en el 1289 y varios capítulos regionales, en Marciano, en Bolonia y en Umbría . Con la bula Romani Pontificis Providentia (1471) de Sixto IV se termina con todo rastro de autonomía de los Penitentes y se instaura un régimen de “dependencia” de los religiosos, que durará hasta la Regla paulina del 1978 .

En la Regla de León XIII (1883) se dice: “Los varios oficios se confieren en la reuniones de los hermanos. Los oficios tiene que durar tres años…” . Pero, se rebate: “Los Visitadores elijan entre los Religiosos de la Primera Orden o de la Tercer Orden Regular…El oficio de Visitador es impuesto a los laicos” y más: “El visitador investigue diligentemente si se observa la Regla. A este fin una vez al año o más frecuente si fuere necesario, visite de oficio, convoque a una reunión general a los Ministros y hermano” .

En las Constituciones del 1957 la Tercera Orden no tiene autonomía, o sea la directa responsabilidad de la Fraternidad. En ellas se dice: “El gobierno de la Tercera Orden, según su particular naturaleza, se distingue en ‘gobierno externo’, que compete a la Iglesia y a las cuatro Familias franciscanas, y en ‘gobierno interno’ que, por derecho pertenece a los mismos Terciarios” . Los superiores de las cuatro Familias Franciscanas gobiernan ordinariamente la Tercera Orden por medio de los Comisarios Generales, Nacionales, Provinciales, de distrito y de los Directores locales . El Director o el Moderador local (…) debe estar dotado de competencia, piedad, prudencia y dedicación pastoral. Los Terciarios le deben obediencia y reverencia según el espíritu del seráfico Padre . El gobierno interno de la Fraternidad, como persona moral, compete en la Tercera Orden al Discretorio, compuesto del Ministro y de los consejeros que juntos representan el consejo del Director . Por lo menos una vez al mes (…) se tenga la junta del Discretorio, bajo la presidencia del Director . Las decisiones tomadas en la junta, si no está el Director, deberán ser revisadas bajo su aprobación. Las elecciones, en cambio, no pueden realizarse si no está presente el Director o el Visitador .

Estas citas de las constituciones de 1957 nos muestran el cambio profundo producido por la Regla renovada y por las constituciones de 1990 (actualizadas en el 2000), según las cuales la fraternidad esta guiada por el consejo y por el ministro mientras el Asistente espiritual es un miembro del consejo.

6.5. Proceso de la realización de la autonomía
Claramente y sin demora la ley establece la autonomía de la Orden Franciscana Seglar. De hecho, la OFS no será plenamente autónoma hasta que: no esté unida como una única Orden en cada Fraternidad regional y nacional; los Consejos en los diferentes niveles no sean capaces de gobernar las correspondientes Fraternidades; no sea autosuficiente económicamente.

Estas condiciones requieren superar las divisiones obedienciales de la Orden Franciscana Seglar introducidas por parte de la Orden de los frailes en el curso de la historia; la independencia de los frailes en la dirección interna de las Fraternidades, y la independencia económica

Para realizar la autonomía prevista no faltan problemas. Hay Fraternidades plenamente concientes de su propia autonomía. Pero hay aun situaciones opuestas en que existe una cierta dependencia de la Fraternidad de los religiosos o de la Asistencia espiritual. Tal dependencia es muchas veces deseada por los mismos seglares porque no están preparados para asumir las propias responsabilidades. En estos casos las Fraternidades aparecen menos significativas en el ambiente eclesial y social.

En general hay todavía una gran necesidad de formación para la autonomía. Este tema necesita trabajarse de manera particular en la formación inicial y en los primeros años después de la profesión, y también mediante los programas de la formación permanente. Muchas veces para esta formación podrá ser todavía indispensable la ayuda del Asistente. Un signo de la autonomía está en el asumir responsabilidades en el consejo de la Fraternidad.

Otro problema es la relación entre el autogobierno de la OFS y el rol del Asistente espiritual y pastoral en la Fraternidad y en el Consejo. La espiritualidad de la OFS no es una espiritualidad de reflejo en la que se imita la espiritualidad de los religiosos. No es posible el intercambio de dones si la OFS es vista como ayuda para la vida y misión de los religiosos; no hay intercambio si los religiosos, asistiendo a la OFS, buscan colonizarla aportando la propia visión del carisma franciscano y de los valores franciscanos. Se necesita profundizar en la reflexión teórica y práctica sobre las líneas que lleva la espiritualidad franciscana seglar para nuestros tiempos. Para este trabajo el Asistente debe ofrecer su ayuda, muchas veces necesaria, pero debe estar atento y respetar las competencias del Consejo y del Ministro de la Fraternidad.

Lo dicho para la autonomía vale también para la Juventud Franciscana. El modelo de “Estatutos nacionales de la JUFRA” dice: “La Fraternidad local está animada y guiada por un Consejo que consta de un Presidente, del Vice-Presidente y por lo menos de un Consejero, elegidos…por la Junta local…también son miembros del Consejo el representante de la OFS y el Animador o Asistente espiritual.” . No solamente los Animadores y Asistentes pero también los Franciscanos seglares que forman parte de la JUFRA deben ser muy sensibles para no tomar en el Consejo la dirección de la Fraternidad.

Los documentos sobre la JUFRA, no dicen nada sobre los medios parar financiar la JUFRA. La OFS, como responsable de la JUFRA deberá ayudarla económicamente. De todas maneras, se necesita que las Fraternidades de la JUFRA se esfuercen por crear sus propios medios, para tener la debida cuota de autonomía.

7. FORMACION

7.1. Agentes y responsables de la formación
Las Constituciones recuerdan bien que “los hermanos son responsables de su propia formación para la vocación recibida del Señor de manera siempre más perfecta” . Pero añaden sobre la responsabilidad en la formación: “Conscientes de que el Espíritu Santo es el principal agente de la formación y siempre atentos a colaborar con El, los responsables de la formación son: el mismo candidato, la Fraternidad entera, el Consejo con el Ministro, el Maestro de formación y el Asistente” .

7.2. Agentes

7.2.1. Espíritu Santo
“El Espíritu Santo no sólo santifica mediante los sacramentos y los ministerios al pueblo de Dios y lo guía y lo adorna de virtud, sino también distribuyendo a cada uno los propios dones como a Él le complace, entrega entre los fieles de cada Orden gracias especiales, con las que los hace idóneos y preparados para asumir las diferentes actividades y tareas para renovar y expandir la Iglesia., según las palabras: “En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien de todos” .

El Espíritu Santo es la fuente de la vocación, el principal agente de la formación, el alma de la vida fraterna . Es el que:

- Hace nacer a la nueva vida, que nos hace participes de la naturaleza divina, y nos confirma que somos hijo de Dios (Cfr. Gn. 3,5-8; 2 Ped 1,4; Rm 8,14-16);

- Revela y comunica la vocación fundamental, hacia la santidad (Cfr. Ef 1,4-5) y se hace principio de su realización conformándonos a Cristo, haciéndonos participes de su vida como hijos; caridad hacia el Padre y los hermanos (Cfr. Gal. 4,6; 5,25)

- Enseña lo que es necesario para el seguimiento de Cristo( Cfr .Jn. 14-26; 16,13-14)

- Refuerza al hombre interior comprendiendo la grandeza del misterio de Cristo y de su amor que supera todo conocimiento (Cfr. Ef 3,16-19);

- enriquece con dones y gracias particulares que hacen capaz de asumir oficios y servicios para el bien común (Cfr. 1Cor 12,4-11);

- Da fuerza para testimoniar a Cristo, enseña como portarse y qué decir en la necesidad. (Cfr. Hch. 1,8; 8,14-17; Lc. 12,11-12);

- Consuela, aconseja, asiste, sustenta en las diferentes circunstancias de la vida; ayuda nuestra debilidad e intercede por nosotros (Cfr. Gn. 14,16-17.26; Rm 8,26-27);

- asocia a la resurrección de Cristo (Cfr. Rm 8,11).
La Regla describe la acción del Espíritu Santo sobre el candidato, como:

- providente: les prepara la “familia de acogida” franciscana suscitada en la Iglesia…

- estimulante: les “aviva” a entrar en ella para seguir a Jesucristo de igual manera que a Francisco .

- Iluminador y confirmador; los introduce en la verdad, o sea en el misterio de Cristo, en la Iglesia, en las acciones litúrgicas, sobre todo en la Eucaristía , porque como escribe san Francisco, “el Espíritu del Señor, que vive entre sus fieles, el mismo recibe el santísimo cuerpo
y Sangre del Señor; todos aquellos que no participan del mismo Espíritu y presumen de recibir el Señor, comen y beben su condenación.” .

7.2.2. San Francisco
En la vida, Francisco fue lleno del Espirito Santo, actuaba y hablaba bajo su impulso . Consideraba que:
- sus hermanos habían nacidos, a semejanza de Jesús, de una madre pobre por virtud del Espíritu Santo a quien consideraba el Ministro General del Orden ;

- para seguir las huellas de Jesús se necesita estar interiormente purificados, iluminados por el fuego del Espíritu Santo ;

- el hombre nuevo, o sea el hombre que ve con los ojos de Jesús, y actúa evangélicamente, es el que tiene “el Espíritu del Señor y sus obras” .

- El Espíritu alcanza el conocimiento de las realidades espirituales aun sin instrucción humana , y une al alma fiel a Jesucristo y la convierte en su esposa .

7.2.3. Candidato
El candidato es el protagonista y centro, sujeto y objeto de su formación: el es el directo interesado.
El resultado de la acción formativa está unido a su docilidad, a la acción del Espíritu Santo sobre él, a su colaboración eficaz, y a la obra de los responsables de la Fraternidad en su favor.

Acogido el “impulso” del Espíritu Santo que lo invita a lograr la perfección de la caridad en su propio estado, viviendo el Evangelio a la manera de san Francisco en la línea señalada por la Regla de la OFS , comienza el camino formativo que le conduce a clarificar dentro de sí mismo y a prepararle para trabajar en la adhesión a la vocación, ratificada por la Promesa de vida evangélica, o profesión, que confirma su “pertenencia” a la OFS.

Su compromiso tiene que mirar a:
- responsabilizarse hacia Dios, hacia sí mismo y hacia la OFS para analizar con serenidad y seriedad los motivos que lo empujan a iniciar la experiencia franciscana, a medir sus capacidades y disponibilidad, a evaluar las eventuales dificultades subjetivas y objetivas para los compromisos que derivan de la elección:

- abrirse con completa disponibilidad a la luz del Espíritu y a la ayuda de los responsables para recibir el valor del “ánimo” a la experiencia franciscana y el significado que para él asume, el criterio en juzgarla y la responsabilidad de secundarla;

- aprender y a servirse del discernimiento que viene a la luz y por la fuerza del Evangelio y con el don del Espíritu Santo, como principio cognoscitivo que le permite recibir la llamada
de Dios en las diferentes circunstancias de la vida, y como criterio de interpretación y de elección para la ambivalencia que puede presentarse y para el entrecruce de las dificultades y de las potencialidades, de elementos negativos y de razones de esperanza que contienen;

- Servirse del discernimiento para no aislar los factores positivos absolutizándoles de manera que se contradigan entre ellos y se combatan recíprocamente; y de descubrir también en los negativos algún valor que espera ser liberado y reconocido en su verdad plena.

- Cultivar las cualidades humanas necesarias para construir una personalidad equilibrada en el camino hacia la maduración humana y cristiana, que es señal de una profunda armonía de la persona, de una rica y conciente posesión de la verdad, de la capacidad de darse, de la plena conciencia de detalladas responsabilidades en la comunidad civil y eclesial, del veraz testimonio de fe en cada momento de la vida: familiar, profesional, social, política.

Para todo esto se necesita: apertura al amor por la verdad, a la lealtad, al respeto por los otros, fidelidad a la palabra dada, a la coherencia, al equilibro de juicio y de comportamiento, a la capacidad de relación con los otros, importante esta, sobre todo para quien quiere formar parte de la Fraternidad franciscana.

7.3. Responsables
El responsable tiene que ser capaz:
- de sujetar sin dominar;
- poner las condiciones para que el candidato pueda encontrar “su” forma;
- realizar funciones activas y de observación.

7.3.1. Fraternidad
La Fraternidad con su estilo de vida, intensamente comunitario, profundamente eclesial, dinámicamente misionera, “es llamada a ayudar a los hermanos en este camino con la acogida con la oración y con el ejemplo” .

Para este fin la fraternidad debe instrumentarse como la escuela para poder desarrollar la vocación franciscana, el sentido eclesial y animar la vida apostólica de sus miembros y hacer Franciscanos seglares auténticos que han seguido las huellas de San Francisco.
Para favorecer tal estilo de vida es recomendable también el cuidado del ambiente en el que se realizan los encuentros.

7.3.2. Consejo con el Ministro
Alma y guía de la Fraternidad es el Consejo del cual el Ministro es el primer responsable . El Ministro tiene que :
- establecer el programa en conformidad con las directivas superiores;
- animar al Maestro de la formación y seguir el trabajo para poder juzgar los resultados y para estar en grado de aceptar o no al candidato a la admisión y a la profesión;
- programar los encuentros:
- procurar siempre estar al día y favorecer el crecimiento de todos los miembros.
7.3.3.Maestros de formación

El Maestro de formación debe estar :
- preparado y disponible, con capacidad de comunicar y en posesión de aquellos contenidos culturales que ha de transmitir;
- tener conciencia de su trabajo, espíritu de Dios, competencia, empeño por todas las personas, tensión interior;
- tener presente el carisma del Fundador y las raíces profundas sobre las cuales se funda e interpretarlo a la luz de los signos de hoy y de las nuevas exigencias eclesiales y sociales;
- sentirse siempre “enviado” de la Fraternidad;
- favorecer el acoplamiento pleno y de felicidad de los candidatos en la Fraternidad;
- cuidar las relaciones personales con cada persona;
- comprender sus experiencias y motivaciones;
- saber elegir modos y tiempos por corregir los comportamientos equivocados;
- tener relaciones constantes con el Asistente y con los otros responsables.
Todo en una entrega total como respuesta a la confianza recibida y a la fuerte petición de ayuda.

7.3.4.Asistentes Espirituales
El Asistente Espiritual es signo concreto de comunión y de responsabilidad de la Primera Orden y de la Tercera Orden Regular hacia la OFS .

En la Fraternidad lleva su servicio como hermano en san Francisco y como maestro y guía en persona Christi e in nomine Ecclesiae (en la persona de Cristo y en el nombre de la Iglesia) .

- como hermano, comparte el mismo ideal y participa, también de una forma diferente, de el mismo carisma e igual misión de Francisco. De este modo viven la comunión vital y reciproca entre todos los seguidores de san Francisco .

- como maestro y guía revela a Cristo que salva y mediante el ministerio sacerdotal, trasmite entre los candidatos la gracia de Cristo para que puedan ejercer su sacerdocio común, propio de todos los bautizados . Favorece, así, la comunión con la Iglesia, garantizando la integridad de la fe y la disciplina eclesiástica .

(Este texto ha sido tomado del "Manual para la Asistencia Espiritual a la OFS)

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